¿Paz? ¡Chinga tu madre!

Paz propone inventar nuevos modelos humanos, dejar de llegar tarde a todos lados en la repartición de bienestar prospero y futurista, reconstruir nuestro pasado y nuestra esencia… Perfecto… ¿Pero cómo podemos reconstruir lo que rechazamos?

Criticarse para poder criticar, ser para poder opinar, vivir para poder aconsejar y hacer para poder decir… Perfecto… ¿Pero cómo se autocritica, como se es, como se vive y como se hace? Es muy fácil sugerir, es muy fácil plantear propuestas, es muy fácil delimitar el problema pero no cualquiera puede abordarlo, no cualquiera predica con el ejemplo. No podemos estar impasibles en la vida dejándola ser.

¡No a los dictadores! ¡No al monologo! ¡No a la monarquía! ¡No a la unidad! – Proclama el señor Octavio Paz… Bien… ¿Pero no será acaso que un solo individuo se tiene que levantar y ordenar porque toda la humanidad permanece acobardada?

¡El pueblo unido jamás será vencido! ¡El pueblo unido jamás será vencido!

 La sociedad estaba entregada casi en su totalidad al gobierno, hastiada en una represión que daba sus frutos en la regresión de un país que confundía la sed de una reforma con las ansias esquizofrénicas de una revolución.

¿Para qué traer artistas, compañías de danza, escritores, dramaturgos, para que defender el arte para suprimir la competencia de las Olimpiadas, si suprimieron vidas para seguir con la máscara de la perfección y el progreso? En nombre de progreso tenemos tecnología, tenemos comodidad, tenemos relaciones a larga distancia, tenemos lo que parecía imposible tener pero a cambio de eso nos estamos convirtiendo en la escoria de la humanidad. ¡Qué caro nos está saliendo el progreso! ¡Qué bien se nos da el retroceso!

Que tonto es educar en las universidades en ideales a las personas para luego arrojarlas a una sociedad que se olvido por completo de ellos.  Que tonto es educar en la irrealidad efímera con la esperanza de lograr una utopía, para después decirles que la realidad es cruda y decapitaron a Tomas Moro por no prestarse al divorcio del rey. Que tonto es llenarnos de esperanza para después decirnos que viviendo con ella te mueres de hambre. ¡Qué tonta y estúpida es la humanidad!

La sedición mas que deliberar es especular

 Hacía falta una revolución de eso no cabe duda, pero mientras algunos pensaban en una vuelta al pasado indígena con un comunismo que transmutaría al capitalismo ideando la isla de Utopía, otros pensaban en un futuro liberal cuyas huellas del positivismo tendrían que ser borradas. Nadie sabe lo que quería de sí mismo o de la nación en general, se buscaba un lugar donde ser y hacer llevara a la autenticidad de la filosofía o a la justicia de la ley agraria.

Distintas ideas se contraponían, y todo estaba condicionado, limitado, desamparado y atenido a los juicios de quien no aportaba una idea hecha u original pero que le gustaba quejarse.

Había un rechazo hacia lo estadounidense y un miedo de que los gobernaran paulatinamente y se interpusieran en lo que creían su lucha, se les negó permiso de puerto y se alababa a su ex imperio que también hablaba el mismo idioma. ¿A donde huían todos cuando estaban bajo peligro de muerte?

Los campesinos tenían tras de sí una lucha desde 1883, que sus voces y su sangre fueran indiferentes para quienes gobernaban, es un asunto sociológico, el hecho de que los obreros al verse desprotegidos desde hace siglos y apenas abrir los ojos, ayudo a una alianza con los primeros y con Carranza. Y las huelgas y los revueltos no se hicieron esperar.

La clase media que trabajaba en empresas extranjeras hartos de no adaptarse a un molde afrancesado buscaban un cambio. Las clases predominantes gobernadas por decrépitos testarudos se rehusaban a renunciar a su gloria. Los jóvenes con ilusiones y propuestas de cómo debería ser todo, pero sin presentar un proyecto viable se llaman a sí mismos liberales.

Todo era antecedente para la lucha… ¿Pero como abarcar todo eso bajo un mismo lema? Ahí reside la fatalidad y la naturalidad de la sedición. Poseían demasiadas confusiones y nadie era lo suficientemente coherente.

Nadie los había preparado para la Revolución, se tenía sed de ella perfectamente comparable a la gula de una comedora compulsiva. Madero aportaba su ideal de derrocar a Díaz ¿Y después qué?, Obregón se limitaba a repetir lo que antes había sido repetido, Magón en su convivencia con las cárceles proclamaba su anarquismo al rechazar un Estado pero defendiendo la democracia desde los derechos humanos y despreciaba  a Madero en el discurso de que su rebelión no era más que una burguesía carente de propuestas sociales. Caso tenia amor al conocimiento, al progreso, a la educación pero no estaba vinculado con la marginación y aun cuando esta era oprimida por la violencia, el seguía repitiendo a quien lo escuchara lo que los libros dictaban.

Zapata cuya tropa temía ser violada sexualmente por su dirigente luchaba por los indígenas y por volver a su pasado, el pasado de todos, pues todos comían de la tierra y vivían de ella: “La tierra para quien la trabaje”. A la par que Villa, su hermano idealista, luchaba por una reforma agraria que había sido destituida en el Porfiriato, bajo la razón de borrar todo lo que se anteponía al positivismo, que visto en términos vulgares se podría llamar “negativismo”.

Carranza el gran victorioso, a quien se seguía, su única aspiración eran las reformas de la Constitución, y así sus oídos tuvieron que escuchar a los liberales, aunque en un último intento de reivindicación modifico lo que se había dicho, dando paso a la Constitución de 1917.

Todo se formo con sentimientos, con el deseo inconsistente de cambiar lo que ya antes había sido cambiado, de prosperar cuando se había retrocedido, y de retroceder para progresar, de un cambio humanista no solo para algunos, si no para todos, pero “todos” se convirtieron en algunos. De buscar la igualdad y la justicia con ejes de justicia social y democracia, cuando Madero poco le interesaba las clases necesitadas y Magón rehusaba y aceptaba a la par todo desde su punto de vista. Todos los hacían… Era una lucha de intereses personales vueltos generales, de aspiraciones de diversa índole que se proclamaban para el bien de una comunidad que odiaba y amaba el movimiento porque no lo entendía. Porque nadie lo entendía. Porque no hubo una Reforma que lo antecediera y lo hicieran tan ridículo como la Independencia. Porque no había nada pensante, solo un sentir que brotaba y que guiaba a un pueblo que hasta ahora, no sabe en verdad, cuáles son sus aspiraciones. 

EL MEJOR DISCURSO POLITICO QUE HE ESCUCHADO EN MI VIDA

“Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me alegra mucho porque, como quien dice, así me los agarro cansados. Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío militar, ni político, ni económico ni mucho menos atómico, todos ustedes esperan con interés mis palabras ya que de mi voto depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados.

Señores Representantes: Estamos pasando un momento crucial en que la humanidad se enfrenta a la misma humanidad. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre científica e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo. La opinión mundial está tan profundamente dividida en dos bandos aparentemente irreconciliables, que dado el singular caso, que queda en solo un voto. El voto de un país débil y pequeño pueda hacer que la balanza se cargue de un lado o se cargue de otro lado. Estamos, como quien dice, ante una gran báscula: por un platillo ocupado por los Verdes y con otro platillo ocupado por los Colorados. Y ahora llego yo, que soy de peso pluma como quien dice, y según donde yo me coloque, de ese lado seguirá la balanza. ¡Háganme el favor!… ¿No creen ustedes que es mucha responsabilidad para un solo ciudadano? No considero justo que la mitad de la humanidad, sea la que fuere, quede condenada a vivir bajo un régimen político y económico que no es de su agrado, solamente porque un frívolo embajador haya votado, o lo hayan hecho votar, en un sentido o en otro.

El que les habla, su amigo… yo… no votaré por ninguno de los dos bandos. Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos debido a tres razones: Primera, porque, repito que no se sería justo que el sólo voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera el destino de cien naciones; Segunda, estoy convencido de que los procedimientos, repito, recalco, los procedimientos de los Colorados son desastrosos ¡y Tercera!… porque los procedimientos de los Verdes tampoco son de lo más bondadoso que digamos. Y si no se callan ya yo no sigo, y se van a quedar con la sensación de saber lo que tenía que decirles.

Insisto que hablo de procedimientos y no de ideas ni de doctrinas. Para mí todas las ideas son respetables aunque sean “ideítas” o “ideotas” aunque no esté de acuerdo con ellas. Lo que piense ese señor, o ese otro señor, o ese señor o ese de allá de bigotico que no piensa nada porque ya se nos durmió, eso no impide que todos nosotros seamos muy buenos amigos. Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores; y el chaleco se lo tratamos de imponérselo a los demás y si no lo aceptan decimos que son unos tales y unos cuales y al ratito andamos a la greña. ¿Ustedes creen que eso está bien? Tan fácil que sería la existencia si tan sólo respetásemos el modo de vivir de cada quien. Hace cien años ya lo dijo una de las figuras más humildes pero más grandes de nuestro continente: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Así me gusta… no que me aplaudan, pero sí que reconozcan la sinceridad de mis palabras.

Yo estoy de acuerdo con todo lo que dijo el representante de Salchichonia (alusión a Alemania) con humildad, con humildad de albañiles no agremiados debemos de luchar por derribar la barda que nos separa, la barda de la incomprensión, la barda de la mutua desconfianza, la barda del odio, el día que lo logremos podemos decir que nos volamos la barda. Pero no la barda de las ideas, ¡eso no!, ¡nunca!, el día que pensemos igual y actuemos igual dejaremos de ser hombres para convertirnos en máquinas, en autómatas.

Este es el grave error de los Colorados, el querer imponer por la fuerza sus ideas y su sistema político y económico, hablan de libertades humanas, pero yo les pregunto: ¿existen esas libertades en sus propios países? Dicen defender los Derechos del Proletariado pero sus propios obreros no tienen siquiera el derecho elemental de la huelga, hablan de la cultura universal al alcance de las masas pero encarcelan a sus escritores porque se atreven a decir la verdad, hablan de la libre determinación de los pueblos y sin embargo hace años que oprimen una serie de naciones sin permitirle que se den la forma de gobierno que más les convenga. ¿Cómo podemos votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por decreto? No, señores representantes, yo no puedo estar con los Colorados, o mejor dicho con su modo de actuar; respeto su modo de pensar, allá ellos, pero no puedo dar mi voto para que su sistema se implante por la fuerza en todos los países de la tierra. ¡El que quiera ser Colorado que lo sea, pero que no pretenda teñir a los demás!

¡Un momento jóvenes!, ¿pero por qué tan sensitivos? Pero si no aguantan nada, no, pero si no he terminado, tomen asiento. Ya sé que es costumbre de ustedes abandonar estas reuniones en cuanto oyen algo que no es de su agrado; pero no he terminado, tomen asiento, no sean precipitosos… todavía tengo que decir algo de los Verdes, ¿no les es gustaría escucharlo? Siéntese.

Y ahora, mis queridos colegas Verdes, ¿ustedes qué dijeron?: “Ya votó por nosotros”, ¿no?, pues no, jóvenes, y no votaré por ustedes porque ustedes también tienen mucha culpa de lo que pasa en el mundo, ustedes también son medio soberbios, como que si el mundo fueran ustedes y los demás tienen una importancia muy relativa, y aunque hablan de paz, de democracia y de cosas muy bonitas, a veces también pretenden imponer su voluntad por la fuerza, por la fuerza del dinero. Yo estoy de acuerdo con ustedes en que debemos luchar por el bien colectivo e individual, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y del sustento. Pero en lo que no estoy de acuerdo con ustedes es la forma que ustedes pretenden resolver esos problemas, ustedes también han sucumbido ante el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores del espíritu pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en los acreedores de la humanidad y por eso la humanidad los ve con desconfianza.

El día de la inauguración de la Asamblea, el señor embajador de Lobaronia dijo que el remedio para todos nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión; ju… y yo me pregunto: ¿para qué queremos automóviles si todavía andamos descalzos?, ¿para qué queremos refrigeradores si no tenemos alimentos que meter dentro de ellos?, ¿para qué queremos tanques y armamentos si no tenemos suficientes escuelas para nuestros hijos?.

Debemos de pugnar para que el hombre piense en la paz, pero no solamente impulsado por su instinto de conservación, sino fundamentalmente por el deber que tiene de superarse y de hacer del mundo una morada de paz y de tranquilidad cada vez más digna de la especie humana y de sus altos destinos. Pero esta aspiración no será posible sino hay abundancia para todos, bienestar común, felicidad colectiva y justicia social. Es verdad que está en manos de ustedes, de los países poderosos de la tierra, ¡Verdes y Colorados!, el ayudarnos a nosotros los débiles, pero no con dádivas ni con préstamos, ni con alianzas militares.

Ayúdennos pagando un precio más justo, más equitativo por nuestras materias primas, ayúdennos compartiendo con nosotros sus notables adelantos en la ciencia, en la técnica… pero no para fabricar bombas sino para acabar con el hambre y con la miseria. Ayúdennos respetando nuestras costumbres, nuestras costumbres, nuestra dignidad como seres humanos y nuestra personalidad como naciones por pequeños y débiles que seamos; practiquen la tolerancia y la verdadera fraternidad que nosotros sabremos corresponderles, pero dejen ya de tratarnos como simples peones de ajedrez en el tablero de la política internacional. Reconózcannos como lo que somos, no solamente como clientes o como ratones de laboratorios, sino como seremos humanos que sentimos, que sufrimos, que lloramos.

Señores representantes, hay otra razón más por la que no puedo dar mi voto: hace exactamente veinticuatro horas que presenté mi renuncia como embajador de mi país, espero me sea aceptada. Consecuentemente no les he hablado a ustedes como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo delegar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia. Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos, ricos y pobres pudiésemos vivir como hermanos. Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan sólo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras, que hace dos mil años, dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones: “Amaos… amaos los unos a los otros”, pero desgraciadamente ustedes entendieron mal, confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho?, ¿qué es lo que hacen?: “Armaos los unos contra los otros”… He dicho…”.

Cantinflas 1966, México