Faltan tres días… Yo debería de estar haciendo mi maleta, viendo cada dos por tres el boleto del camión hacia Puebla, yo debería irme de esta ciudad el 16 y regresar el 24 por la mañana, con la sensación de absolución para después volver a ser una egoísta amargada. Yo debería calarme al cuello un rosario, aun cuando soy atea.
Usualmente en viajes de estudios, de retiro o cual nombre ahora ostenten, me siento rechazada, asquerosa, gorda y subestimada… Cada vez pasa lo mismo. Me hastió y quiero regresar. Pero esta vez, aunque raye en el sentimentalismo que tanto critico y del que me burlo en su cara con todas las fuerzas que me permiten mis pulmones… Quería rezar un Padre Nuestro, y no por fe (que no tengo) sino por solidaridad, solidaridad con ellos.
La historia es corta… Karla, me dijo que se estaban formando las Intermisiones, lo que se tenía que hacer para ir, era mandar una solicitud y esperar ser aceptado. Yo no perdía nada y escribe esto:
He asistido solamente a una misión, y lo que me motiva a seguir haciéndolo paradójicamente es lo que paso durante y no antes de enlistarme, al principio lo hice por mera curiosidad humanística y alegando patéticamente una filantropía por mi parte inexistente, solamente quería saber “que se sentía” o como dicen todos a coro “vivir la experiencia”, lo cierto es que no hice ninguna de las dos cosas.
En primera porque el revoltijo de emociones y deseos que se despertaron en mi cabeza, no se pueden clasificar en una frase tan absurda como “sentí que…”, los habitantes de La Presa, no me dejaron “vivir la experiencia”, me mostraron un nuevo enfoque de vida cuya filosofía no es “esto nos toco vivir” si no, “somos felices tal cual, yo te respeto, espero lo mismo de ti” mientras me invitaban a sentarte en una mesa donde me esperaba un café de olla y un pan acabado de salir del horno.
Yo estaba destinada a Los Hoyos, pero surgió un imprevisto y propusieron hacer cambio en los equipos antes de llegar al lugar mencionado, yo no me sentía a gusto con mi grupo actual, así que deserte y termine como compañera de una novata, al principio nos dijimos seriamente “esto no va a funcionar, las dos estamos en blanco”, no diré que esta idea cambio en cuanto surgió la comunicación, porque siendo sincera creo que perduro hasta el final… Pero lo intentamos… Cosa que no es ni muy inteligente ni emprendedora y es una excusa sumamente mala. Pero lo hicimos, ella se encariño con los niños y lo demostró, yo me encariñe con todos y parecí un cubo de hielo hasta el final.
Aprecie el hecho de estar sentada en la cima de un cerro sin bombones observando una fogata con amigos, jamás había apagado un cigarro con pena por no preguntar antes si les molestaba el humo a los que estaban cerca de mí. Mi condición física no es la mejor (es pésima), pero mientras caminaba para preguntarle a Adriana (asesora) las dudas que teníamos sobre los festejos, o verlos jugar futbol con el pueblo rival, sentí la fatiga si (decir que no, sería muy hipócrita), pero no me importo. La razón por la cual no lo hizo la desconozco.
En mi ciudad, nadie se percate cuando cumplo años, si yo no lo pregono como ama de casa de vecindad en busca de sus hijos, no recibiría ninguna felicitación… Yo dije : 6 de Abril… Y ellos comenzaron a preparar la fiesta. Idiotamente les cambie la música, y todo se acabo, pero con una sonrisa en sus caras.
Al finalizar la misión, me pregunte seriamente si los misioneros no eran ellos y nosotros aprendices con aires de maestría.
Quiero ir, porque deje escapar muchos recuerdos y momentos en la misión pasada, no por tiempo, no por presión o trabajo si no por una decisión cobarde y voluntaria de no acercarme más de lo necesario. Porque no di los abrazos que quería ir, no dije lo que quería decir, no escuche completamente lo que me decían y no hice nada para cambiar una realidad que puede ser palpable y modificable. Porque absurda y penosamente me limite y termine llorando sola en un camión a oscuras.
Quiero ir para no terminar escribiendo un relato breve y suplicante, si no para terminar siendo incapaz de escribir media línea por el hecho de ser demasiado personal. Porque quiero intentarlo aunque no lo logre, pero dejar de imaginar lo que hubiera sido y decirme a mi misma lo que fue en realidad.
Me aceptaron… Pero al final, la escuela no dio el permiso y me tuve que quedar aquí, encerrada en los cuatro márgenes del blog.